martes, 31 de mayo de 2011

Sergio vence a vientos de 50 km/h para ser líder


Sergio García avanzó otro pequeño paso en su regreso hacia el lugar perdido. Volvió a verse líder de un torneo, el Byron Nelson Invitational, lo que refuerza su moral, especialmente porque el episodio que toca de su particular ‘road movie’ está siendo esta semana especialmente complicado.
Todo comenzó el lunes, también en Texas. Por primera vez en su vida tenía que disputar unas previas de un grande, el US Open, que se celebrará el próximo mes. Desde que como profesional debutó en un grande, el mal trago del Open Británico de 1999, no se ha perdido una cita, algo de lo que sólo se pueden jactar en el mundo Vijay Singh y Mike Weir en estos momentos. Sergio jugó cinco hoyos y se tuvo que retirar con un dedo infectado que le impedía golpe a la bola.
El martes no pudo dar un solo golpe y el miércoles se borró del Proam previo al torneo. “Salí al campo sin haber practicado un solo hoyo”, recordó el jueves cuando tiró 66 golpes, los mismos que el viernes, lo que le sitúa con ocho bajo par junto a Ryan Palmer.
El gran mérito de la segunda jornada, es que a García le tocó jugar por la tarde con vientos superiores a 50 kilómetros por hora, cuando la bola se vuelve indomable. Aún así cogió 11 de 14 calles y 14 de 18 greenes. “Estoy orgulloso de esas estadísticas”, relató el español, que para no presionarse no tiene en la cabeza un dato innegable: si no gana el domingo, quedará fuera del US Open. “Si no lo juego, no me voy a poner a llorar. Será que no lo he merecido”, responde.
Enormemente confiado, sobre todo, de sus tiros de salida y de su juego en los bunkers, y muy certero con el putt que ahora agarra como si fuera un palo de hockey, Sergio se adentra en un fin de semana clave en su carrera. El Byron Nelson, torneo al que da nombre una leyenda que ganó 11 torneos consecutivos en 1945, tiene un efecto balsámico en él. En 2004 interrumpió la anterior larga racha de sequía de dos años sin ganar. Ahora tiene pinta de ello.
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Sergio García avanzó otro pequeño paso en su regreso hacia el lugar perdido. Volvió a verse líder de un torneo, el Byron Nelson Invitational, lo que refuerza su moral, especialmente porque el episodio que toca de su particular ‘road movie’ está siendo esta semana especialmente complicado.
Todo comenzó el lunes, también en Texas. Por primera vez en su vida tenía que disputar unas previas de un grande, el US Open, que se celebrará el próximo mes. Desde que como profesional debutó en un grande, el mal trago del Open Británico de 1999, no se ha perdido una cita, algo de lo que sólo se pueden jactar en el mundo Vijay Singh y Mike Weir en estos momentos. Sergio jugó cinco hoyos y se tuvo que retirar con un dedo infectado que le impedía golpe a la bola.
El martes no pudo dar un solo golpe y el miércoles se borró del Proam previo al torneo. “Salí al campo sin haber practicado un solo hoyo”, recordó el jueves cuando tiró 66 golpes, los mismos que el viernes, lo que le sitúa con ocho bajo par junto a Ryan Palmer.
El gran mérito de la segunda jornada, es que a García le tocó jugar por la tarde con vientos superiores a 50 kilómetros por hora, cuando la bola se vuelve indomable. Aún así cogió 11 de 14 calles y 14 de 18 greenes. “Estoy orgulloso de esas estadísticas”, relató el español, que para no presionarse no tiene en la cabeza un dato innegable: si no gana el domingo, quedará fuera del US Open. “Si no lo juego, no me voy a poner a llorar. Será que no lo he merecido”, responde.
Enormemente confiado, sobre todo, de sus tiros de salida y de su juego en los bunkers, y muy certero con el putt que ahora agarra como si fuera un palo de hockey, Sergio se adentra en un fin de semana clave en su carrera. El Byron Nelson, torneo al que da nombre una leyenda que ganó 11 torneos consecutivos en 1945, tiene un efecto balsámico en él. En 2004 interrumpió la anterior larga racha de sequía de dos años sin ganar. Ahora tiene pinta de ello.

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